El camarón pavo real o camarón mantis (Odontodactylus scyllarus), variopinto y psicodélico, tiene una forma no pacifista de conseguir comida: amartillándola.
Estos pequeños estomatópodos (de 3 a 18 centímetros de largo) manejan dos apéndices en forma de martillo, y con apenas 5 milímetros de ancho, estos garrotes dáctiles pueden generar una fuerza de 500 Newtons, suficiente para romper el cristal de un acuario estándar de casa.
Pero lo que es interesante con estos camarones es que pueden aplastar y romper la conchas de gasterópodos y otras presas bien protegidas, permitiéndole recoger escarotes para llevar.
¿Por qué estos crustáceos pueden infligir tales embates tantas veces sin dañarse a sí mismos?
Un nuevo estudio, publicado el 7 de junio en Science, examina los mecanismos internos de estas armas.
Así, el garrote posee múltiples capas de materiales mineralizados y absorbentes de golpes, según los investigadores liderados por James Weaver, del Instituto Wyss para la Ingeniería Inspirada en Biología, de la Universidad de Harvard.
"La perspicacia ganada a partir de estos materiales como los descritos podría encontrar aplicaciones para el blindaje" dijo Elizabeth Tanner, de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Glasgow, en el artículode Science.
Los martillos del camarón sugieren que pequeños elementos estructurados pueden hacer una gran diferencia para blindajes que utilicen modelos a una nanoescala para optimizar el impacto de resistencia.
También la fuerza de golpe de estos garrotes proviene de la velocidad, con una aceleración de 23 metros por segundo, lo que crea burbujas internas que incrementan la fuerza de impacto sobre el blanco.
Estos artrópodos poseen un de los sistemas de visión más impresionantes del reino animal: en lugar de tener tres pigmentos sensibles de color como los humanos, tienen docenas, lo que les permite captar más espectros de luz para una definición más nítida de su entorno.
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